miércoles, 29 de octubre de 2008

Avispas tormentosas


Mi cabeza es a veces un avispero de furiosas individuas, que revolotean golpeándose en un cristal... claustrofobicas, maniáticas, desconsideradas individuas que deciden no darme cancha.

Entonces mi mente, esta rodeada de nubarrones gordos y tormentos. Y yo me convierto en una enorme montaña solitaria, con la cumbre, oscura a base de nubes, borrascosa. Aislada del cielo y de la tierra, de la luz y de la vida... envuelta en el silencio de mi propia y dolorosa renuncia a la comunicación. Intratable, inquebrantable, inexpugnable como solo lo son las grandes montañas.

Y en le corazón de la tormenta, en el mismo centro de todos los rayos, centellas y aguas turbulentas mi desazonada mente no puede tener ni un solo pensamiento concreto... todo me son sensaciones de fuerzas incomprensibles para mi. Y me encuentro sumergida en una especie de guerra contra todo, heroína solitaria contra las fuerzas superiores a si misma, esquivando truenos, sorteando centellas... agotando mi energía en una estúpida batalla contra mis molinos tenebrosos de viento ... envuelta en historias fantásticas y barrocas. Donde solo la soledad, la tristeza y la desesperanza son las armas que veo a la vista para arrojarlas al invisible enemigo como lanzas de ira.

Y de repente, entre los nudos esponjados de las nubes apretadas a mi cabeza... rasgando la oscuridad y la tiniebla, dedos de luz se hacen paso, abriendo camino al aire, abriendo el aire el camino al cielo... y el cielo se expande azul infinito. Frío azul entre los grises. Rompiendo el hechizo de ira y furia que me mantiene concentrada en mis fantasmas.

Y lentamente, a regañadientes, costosa y perezosamente las nubes se van gironando. Se estiran dolosas en colores blancos y grises, alejándose hacia el horizonte hasta convertirse en veladas marcas, brumosa y apretada linea... y mi cumbre tormentosa se perfila clara y diáfana sobre el lienzo del cielo despejado. Mientras los últimos ecos de la batalla resuenan.

Y muy, muy a lo lejos se escucha el retumbar de la tormenta como si se despiese de mi...

Y las avispas encuentran salida del vaso.

Y consigo volver a estar comunicada con el resto del mundo, unida al resto de lo que ocurre ante mis ojos y a los pies de mi alejada cima.... por un momento al menos, porque se que volverán avispas y tormenta, como vuelve el sol cada mañana.

No hay comentarios: