martes, 11 de agosto de 2009

Alguien intnto matar a un ruiseñor.

Estado General:


Menuda pereza mental.

De todos modos mas que pereza, a mi me cortarón las ganas de contar con un comentario que ha ocasionado que deje de fluir con espontaneidad y libertad... y todo por causa de alguien que pasa un kilo de mi normalmente , excepto cuando le pica algo que digo... o que crea que digo... no lo se con exactitud... me han herido en un ala, y estoy tardando mucho en poder me curar. Yo soy bastante diesel.

Es triste. Lo se.

Pero no puedo evitarlo y hasta que pueda fluir me veo atada de pies y manos... y no es que no pueda decir lo que quiero... es que no me sale. Enfrentarme a mi propio diario cibernetico, aun sabiendo que lo leen dos y el tercero porque lo trae Google buscando alguna referencia a... aun teniendo el conocimiento de que lo que diga es lo que siento.... me ata la mordaza de alguien que esta amordazandose. De todos modos, que más dara lo que diga o no....

Sin querer, o queriendo alguien ha intentado matar a mi ruiseñor... y como no puedo curarlo tan deprisa como quisiera, estaré así hasta que mejore... pero jamás volverá a ser el mismo... fijate que estoy pensando de cambiar de blog.... pero no.

Ahora estoy cansada por eso pienso así ... cuando vuelva de vacaciones vendré más fuerte. Y voy a atar a mi paso a todo aquel que quiera callar a mi ruiseñor... tendrá que seguir mi trote, llegar hasta donde yo llegue, saltar desde donde yo salte.... si no lo hace así, deberá dejar de venir a hurtadillas, para leer en lo que digo lo que no dije .... porque no entendió lo que quise decir... o no quiso entenderlo... o lo entendió perfectamente.

Poder escribir los sentimientos que uno genera en su interior, no debería ser una amenaza para nadie. Si uno sabe sus porques, no cambiará nada lo que otro diga o esprese. Y si alguien da en la diana de lo que no nos gusta que se sepa, hemos de reaccionar con humildad y reconocerlo. De este modo creceremos un poquito más... porque matar ruiseñores nunca ha sido la mejor manera de esconder nuestros miedos.

Ni siquiera el mejor modo.