martes, 25 de noviembre de 2008

Behind the Green Door....

Estado General:

Nos rodean por todas partes, bocas cerradas a las historias que encierran.

Y no hablo de las que tenemos en nuestro interior, que nos separa de esas habitaciones que tenemos que aprender a abrir o a esos armarios repletos de muertos y frustraciones. Esas que nos encierran y nos aislan ... ni tampoco de esas que nos separan de los otros, esas entradas a sus mundos y a sus miedos, invitados como vampiros, sin acceso si no hay invitación.... no.
Hablo de las reales, de las solidas, de las inmutables puertas que cierran las casas. Detrás de cada una de ellas, laten las vidas de los habitantes. Y nosotros no tenemos acceso a esa intimidad que destila la puerta cerrada.

No puedo dejar de preguntarme en muchas ocasiones, las cosas que no sabemos de la gente que nos rodea. Puede que detrás de una sonrisa halla una historia de dolor, o que detras de un gesto adusto una vida sexual que escandalizaría a cualquier lumi ... Que miserias y que alegrías encierran?.... que dolores o sufrimientos, acuerdos y enfrentamientos. Hambres físicos y emocionales, incomunicaciones, peleas, golpes, besos, sonrisas...

Cuando un vecino, después de saludarnos, entra en su intimadad resguardada tras su puerta yo me quedo mirando por un momento esa especie de mano con sonrisa doblada, como diciendome:"De aquí, tu curiosidad no pasa, guapa" .... y entonces....

Entonces es cuando a mi se me desata la imaginacion, mientras voy bajando las escaleras... las posibles historias que se almacenan tras todas esas puertas que me niegan la entrada... dejandome a merced de mi sentido literario...

Y luego, me pasa lo que me pasa....claro.

2 comentarios:

regaliz dijo...

¿esta usted en plan cotilla hoy, señora Didier? ¡No se preocupe, si yo le contara la historia de amor que me monté entre el carnicero de mi barrio y una vecina felizmente casada (y hoy amiga) a base de imaginación, se partiría de risa y la de preguntas que me llevó a hacerme encontrarme a la vecina del 9º sin marido y sin hijos en una terraza en Alicante... (por cierto yo también estaba allí sin marido y sin hijas) eso si nos hicimos las dos igual de locas. en cualquier caso, creo que e smuy importante interesarnos, dentro de unos límites claro, por los vecinos y que estos sepan algo (lo que nosotros creamos necesario) de nuestras vidas porque no hay nada que me parezca más triste que cuando encuentran a alguien muerto desde hace tiempo en su casa porque nadie sabía de sus costumbres y no lo habían echado de menos

Didier dijo...

No, en plan cotilla no... literario, diría yo.

No hay nada como darme un argumento...