viernes, 23 de mayo de 2008

A los que han empezado, de nuevo

Estado General:

Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana... dicen. Y en la vida hay que cerrar muchas puertas, muy a menudo y no siempre se abren ventanas. Decidir dar portazo a las cosas que ya no nos ofrecen mas que dolor, no es tan fácil... y es doloroso en ocasiones, ya no solo el proceso sino también las consecuencias de viejas actitudes. Y nos parece que nunca dejamos de pasar por puertas, de cerrar ventanas abiertas, de cruzar portales, de superar obstáculos de mirar nuevos exteriores con nuevos o viejos miedos.

Porque yo creo que todo se traduce a eso: los viejos miedos. Que se nos pegan como lapas, y que solo con mucho trabajo personal y mucha decisión interior conseguimos, si no erradicarlos, si domesticarlos. Aunque el peligro radica en la manera que se tiene de superar. No siempre una vieja mala actitud es sustituida por una buena nueva actitud. Los habitos son como maletas de viaje que vamos llenando de trastos a medida que vamos viajando y conociendo mundos... incluso el polvillo, las miguitas de pan de viejos bocadillos, trozos de tampax, clines y chicles resecos en el fondo de ellas, son los restos, las experiencias, los "malos rollo" que hace que cada vez pesen, y pesen mas ... y en algún momento, un día de esos tontos hay que empezar a vaciar, eliminando aquello que no nos es utíl y guardando lo valido.

Lo mas probable es que las consecuencias nos vengan a morder el culo en cuanto nos descuidemos, y también es posible que durante un periodo de tiempo todo nos venga a trasmano, no hay que volver hacia atrás. Cambiar de actitud es también un cambio de táctica, y por ende modificar nuestro cotidiano.

Acordarnos de lo tristes que fuimos, visualizarnos cuando eramos unos perritos sin dueños mojados bajo la lluvia, volver a sentir esa extrema soledad y esa extrema sensación de no poder abandonar nunca la solitaria playa en la que hemos varado, con ese nostalgico sentimiento despegado que te da una nueva prespectiva es grato, siempre y cuando no se convierta en un deseo obsesivo de querer volver a el.

Lo pasado, pasado está. A lo hecho, pecho. Lo dicho, dicho queda... nunca tiempos pasado fueron mejores... Un paso, hace un camino... mañana, será otro día.

Algún día se ha de encontrar ese arroyo, que apagará la marea de fuego... y el ruido del mar, nos hará desear salir de la retención a la que nos hemos sometido, en este rincón de esta playa.

No hay comentarios: