jueves, 26 de marzo de 2009

Donde está mi queso?

Estado General:

Cuantas veces hemos querido creer lo que nos esta contando una persona que sabemos a mentido a otras. Pero en nuestra soberbia, en nuestra presunción, nos pensamos que a nosotros no nos puede mentir... quien podría?, con lo guays que somos.

No consideramos la posibilidad del engaño, porque actuamos con el corazón y creemos que se nos va a juzgar con el también. Pero, hay personas que actúan con la cabeza, son emocionalmente prácticos y no se dejan llevar más que por sus necesidades del momento. Y sin malicia, creyendo como nosotros en que lo hacen de corazón, utilizan a las personas que tienen a su alcance para sus propios fines, sin pensar en nada mas que no sean ellos.

Y entonces, nos la dan con queso.

No les importara mentir, (más bien contar hasta donde puedan, para poder manipularte), dividir, desinformar y aislar partes. De este modo manipular las debilidades ... porque son estas personas muy inteligentes y muy intuitivas y saben perfectamente cual es tu debilidad, y la usan obviamente a su beneficio. Nos les importara tampoco, mostrarse mansos, receptivos, maleables , debiles con tal de que creas que tu tienes el control de la situación, y de ese modo controlarte a ti... Se mantendrán serenos antes el enfrentamiento que generán, porque siempre tendrá una persona pantalla en donde camuflar su manipulación, siempre habrá que se parta la cara si es necesario por defenderlos, o al menos por defenderse, sin conseguir desenmascarar la red manipulatoria que rodea a un ejercito entregado... hasta que, un día...

Pero hasta ese día, nos comemos tan ricamente los trocitos de queso que nos dan... y cuando todo pase, si no te han dado la patada en el culo ya, te la darán... y entonces vendran los llantos y lamentos:" con lo que yo hice!","! con lo que yo pase!".... y se buscará otro culpable que no seas tu, que no sea "el"... todo antes que reconocer, que nuestra prepotencia y nuestra necesidad de mando ha sido utilizada para el beneficio de otro, y no el nuestro... que es lo que nos fastidia.

Pero francamente, ¿quien no ha dado queso alguna vez?

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