jueves, 6 de marzo de 2008

Mirar hacia tras sin ira.


No he tenido una infancia muy feliz, yo... pero tampoco diría que no he tenido una infancia feliz. He tenido una infancia curiosa, poco normal, extravagante, poco convencional, pero eso ha sido siempre el motor que me ha hecho ser diferente al resto de los demás. Y siempre he llevado a gala el hecho de que eramos una familia "rara"... aunque los hubiera aun mas "raros", si los he conocido.... que han hecho de mi una persona imaginativa y constructiva.

Tampoco he tenido una adolescencia feliz, yo.... aunque no diría sin embargo que no he tenido una adolescencia interesante. Estudiando en un colegio de monjas, vivía en un Torremolinos de los '70, en pleno boom del lo moderno. Y junto a bailarinas de la danza de los siete velos, travestis hormonados bellisimos, dobles de Lola Flores, monos, enanos y brujas estaban las apariciones marianas en el colegio, sueños proféticos, espejos que contaban que pasaría mañana... contradicciones extremas, que han hecho de mi una persona de mente abierta, respetuosa y tolerante.

Mi primera juventud ha sido dura... pero no diría que no ha sido intensa y vivida en su profundidad. Con la curiosidad de un osezno, la ira de un loba resentida, la necesidad imperiosa de aire de un pez fuera del agua, me sumergí dentro de pozos ponzoñosos, historias para no dormir, amores desgarradores, amistades peligrosas... viví mil vidas y salí de varias muertes...no se puede decir que me aburrí.... haciendo de mi estas vivencias una persona comprensiva con las "debilidades " ajenas y siempre dispuesta a creer que todo el mundo puede mejorar, si se pone a ello.

Mi segunda juventud, esta siendo serena. En paz con mi pasado, en paz conmigo misma ... limpiando, bruñendo, dispuesta siempre a mejorar... a aprender, a seguir preguntandome y contestandome, a equivocarme y rectificar, a probar ... un poco. Todavia con dudas, todavía con ganas, todavía esperando que pasen cosas.

Sigo creyendo en duendes, hadas y brujas. Los espejos ya no me hablan , pero lo hacen las nubes, el viento o los sueños. Mantengo la llamita de la fantasía encendida por si acaso .... a veces, incluso pienso en cometer alguna locura .... me sigo riendo de mi misma...

Puede que no haya tenido una infancia o una adolescencia feliz, lo se... pero conservo extrañamente recuerdos hermosos de ellas, imágenes, sonidos, olores... que me siguen emocionando, y me sirven para mirar a la niña que fui y comprobar que todavía me recuerdo en ella. Y que ahora puedo cuidar de ella, como nadie la cuido en su momento.

No hay comentarios: