Tampoco he tenido una adolescencia feliz, yo.... aunque no diría sin embargo que no he tenido
una adolescencia interesante. Estudiando en un colegio de monjas, vivía en un Torremolinos de los '70, en pleno boom del lo moderno. Y junto a bailarinas de la danza de los siete velos, travestis hormonados bellisimos, dobles de Lola Flores, monos, enanos y brujas estaban las apariciones marianas en el colegio, sueños proféticos, espejos que contaban que pasaría mañana... contradicciones extremas, que han hecho de mi una persona de mente abierta, respetuosa y tolerante.


Mi segunda juventud, esta siendo serena. En paz con mi pasado, en paz conmigo misma ... limpiando, bruñendo, dispuesta siempre a mejorar... a aprender, a seguir preguntandome y contestandome, a equivocarme y rectificar, a probar ... un poco. Todavia con dudas, todavía con ganas, todavía esperando que pasen cosas.
Sigo creyendo en duendes, hadas y brujas. Los espejos ya no me hablan , pero lo hacen las nubes, el viento o los sueños. Mantengo la llamita de la fantasía encendida por si acaso .... a veces, incluso pienso en cometer alguna locura .... me sigo riendo de mi misma...
Puede que no haya tenido una infancia o una adolescencia feliz, lo se... pero conservo extrañamente recuerdos hermosos de ellas, imágenes, sonidos, olores... que me siguen emocionando, y me sirven para mirar a la niña que fui y comprobar que todavía me recuerdo en ella. Y que ahora puedo cuidar de ella, como nadie la cuido en su momento.
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