domingo, 6 de enero de 2008

Adios, adios....



Esta niña podria ser perfectamente yo de pequeña. Ojos grandes, tristes y penetrantes. Pero esta escena de Saura me lleva a una que aun titila en mi retina de estas navidades.

Mi sobrino pequeño, un duende delgado con ojos clarisimos, bailaba vestido de gala para la cena, en el medio del salon con su mamá. Muy serio en los brazos de su madre, la miro como solo un niño puede mirar a su madre: con amor, con adoracion, diciendo con su sonris:"es mi mama". Y yo, mirando, sentada desde las escaleras, la escena, medio avergonzada por pillarles en un acto tan intimo, medio envidiosa por no tener esa mirada para mi, senti mi corazon tan lleno de ternura, tan tan lleno de ternura que cada vez que recreo esa escena se me llenan los ojos de lagrimas de emocion.

Puede que en la mirada adorada de mi sobrino hacia su madre, este enredada la mirada que hay en mi de esa niña de ojos grandes y solemenes.

Quiza, despues de tanto tiempo sea hora de decirla adios. Y comenzar a mirarme a mi de ese modo, ya que el camino que me queda aun por recorrer, necesitara de esa emocion que me supera toda, que me arrebata toda, que me desbarata toda.... emocion a los ojos desde mi alma, sensible, sensibilizada, sensiblona. Que me esta dando un meees......

Y es que yo, lo veo de venir, voy a tener una vejez de lo mas tien-no. Voy a ser una viejita llorona, besucona de mejillas sonrrosadas, espectante de recibir el regalo de la mirada que un niño lanza al mundo... espectadora sedienta de la belleza de esos intimos momentos que pillo, medio avergonzada, medio pelusona... sentada en el filo, de algun escalon, de alguna escalera de la que este subiendo o bajando.


Y, os aseguro, que iré a contarlo, aqui o donde este esponiendome, aunque mi voz este sola en este universo.

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