martes, 28 de abril de 2009

Feliz por un momento

Estado General:

En ocasiones, uno se quita el traje de la amargura, de la pena o de la rabia. Se desmaquilla de la decepción, se sacude la laca de la tristeza y respira limpio y feliz en el rincón de la tierra en la que se encuentre. Uno busca en su bosque personal, su espíritu guia, se deja llevar por la melodía del mundo, dejando por un momento el peso de este sobre la espalda, deja por un momento de ser Atlas sin remordimiento.

Sereno y en armonía con lo que nos rodea, del brillo de las hojas de los árboles, de la luz que la primavera imprime en las flores... con el corazon relajado latiendo con el ritmo natural de las cosas, disfrutando de cada detalle que surge a su alrededor, con la curiosidad de un niño y la serenidad de un anciano... sin prisa, sin miedos, feliz.

Por un momento, se deja de poner en entre dicho todo, se deja de replantearse las cosas, se afloja ese constante sentido judio de la carga y la culpa y la limpieza y la..... y se vive el presente continuo, viendo.

Puede que después, vuelva uno a vestirse con la amargura, la pena o la rabia. Se vuelva a maquillar con los tonos de la decepción, se vuelva a peinar con la laca de la tristeza, y vuelva a ponerse el peso del mundo a la espalda.

1 comentario:

regaliz dijo...

Son brillantes esos momentos, Didier (y escasos)pero hay que desconectarse de tantas cosas que luego el aterrizaje suele ser brutal. En cualquier caso, merecen la pena. Disfrútelos