lunes, 26 de enero de 2009

Cuando dejé de ser pirata.

Estado General:

He sido rebelde y luchadora desde siempre. Siempre quise ser pirata, de pequeña me gustaban mas los juegos con espadas que los cucuruchos de princesa. Era una espadachín inmejorable, un valiente luchador, un infatigable enemigo. Nunca me amedraron los otros piratas, y si lo hicieron siempre planté cara y luche con honestidad y arrojo ... y luzco con orgullo mis cicatrices, y cuento con detalle mis batallas a la luz de un fuego ante los oídos que se presten a escucharme.

Con tan solo dieciocho años y quince mil de las antiguas pesetas, dí portazo a mi casa paterna para irme a vivir mi vida... y desde entonces, con contados momentos de retorno, he sido independiente y he luchado mis propias batallas... perdiendo o ganando. Viví un infierno y salí para contarlo. Ante cualquier adversidad he levantado barbilla y animo.

Durante mucho tiempo he luchado contra el monstruo de la autodestrucción, también plante batalla ante la Rutina y busque siempre la salida hacía un avance... durante muchos años he tenido que doblegar mi carácter y mantener mi barco anclado, pero supe dejar con elegancia los sueños de pirata para entrar en el mundo de los comerciantes burgueses.

Pero siempre he mantenido mi espíritu inconformista, he buscado más allá de los que mis ojos veían, he intentado mejorar y encontrar mi centro.

Pero no recuerdo cuando decidí que ya no quiero arriesgarme. Pero como todo en esta vida, de repente te plantean un nuevo plan... un nuevo mapa del tesoro, un nuevo océano ... y he dicho. "No".

Abrí mi armario y recuperé mi parche para el ojo, mis espada para luchar, mi chaleco y mis botas de caña hasta medio muslo.

Lo más triste que comprobar que el fajín ya no me llega, que mis pantalones me aprietan, las botas se ciñen a mi muslos congestionándolos hasta el morado... y que mi loro murió de viejo... es aún mas triste comprobar que ya no volveré a surcar mares, con el timón de mi barco firme en mis manos, sin ningún lugar al que ir... con todos los sitios para ir...

Y no recuerdo, no, cuando dejé de ser pirata.

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