lunes, 20 de julio de 2009

Recuerdos de verano.

(lamentablemente ahora mismo youtube no funciona...volveré y pondre musica)

Lentamente se va pasando el verano. El calor, la sandía, la playa, el moreno.... vamos entrando en el letargo de las próximas vacaciones, del descanso, de la desconexión de la rutina. Y en ese vaivén cadente, mientras las chicharras rasgan el aire, tendida en la arena, vea entre mis rodillas el mar azulado ligeramente encrespado, y lo observo con melancolico cariño...Me ha dado por pensar en esos otros veranos

En esos veranos que de niña, correteando con una braguita de bikiqui, descalza y junto a mis hermanos llegábamos a la playa temprano, solo para nosotros, y despues de correr olas,pelearnos entre nosotros y llenarnos la cintura con chucherias a modo de canana, antes de que mi yayo digera eso de "que nos invadeeennn..." para recoger todo y subir a comer... los amigos que en el verano volvian a la urbanización haciendo una pandilla multicolor en idiomas, y hacíamos magia a la luz de la luna, levantando con nuestro indices el cuerpo recto de alguno de los nuestros, o haciámos llorar a mi hermana pequeña porque en la luna veíamos una cara en las manchas de su superficie... esas luz en las horas antes de hacerse de noche, los grillos cantando ... los tiempos hippies con flauta y sin zapatos...

O esos otros veranos en Madrid, cuando el olor la jara envolvia el aire y extrañabamos el mar en el horizonte, nos ibamos a la piscina y al volver encontrabamos cola-cao fresquito en la nevera, o gazpacho.... y las imprescindibles picotas en cuencos mientras, quemaditos y oliendo a after sun, veíamos la tele con las persianas bajas hasta que llegaba la tarde... colgabamos las toallas en las ventanas, a modo de mensaje... para que supieran que ya habiamos llegado. O bajar a Torroles, y rencontrarse con el mundo que ya no era tan nuestro, pero que no queriamos soltar aún... la furgoneta llena de rientes adolescentes, un poco antes de que todo empezase a cambiar para siempre... mis pantalones vaqueros, estrechos con esas manos recotadas en el culo, o en la entrepierna... los primeros porretes... pedetes .... besetes.

O los veranos, ya en Marbella... esos locos veranos de vino y queso ... de moragas y noches sin dormir, de amores y desamores, de resacas y sopa de pollo... de sexo sin sentimiento, de amor sin sexo... de Doña Blanca y sus secuaces... de risas, lunas, fuego y soledades.... con aquella pandilla que comenzó con dos personas y acabo en una. Cantando en una hilera de medio borrachos y felices camaradas, cenando y desayunado y almorzando como una familia que se fue perdiendo y diluyendo como el hielo en un destornillador . Y tal y tal...

Y luego y entre medias todos los demás, y todo lo demás, que dejarón escapar su magia y su destreza y su torpeza... el calor de las noches frente a los ventiladores, el frescor de las madrugadas frente a un mar oscuro, las horas perdidas .... las encontradas, las risas y los disfraces....

Todos eso veranos que han tenido siempre el mismo protagonista, por presencia o por ausencia, el mar.

Ese mismo mar que ahora, este verano, como cualquier otro verano que recordare, me mira perplejo, sin reconocerme. Sin entender siquiera porque yo lo miro con tanta ternura. desde mis rodillas, tomando el sol.

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